Muchos Dragos pregonan el vigor y longitud de la especie, pero ningunos tan
atractivos, como el de las Breñas. Arrimados uno al otro, en
fraterna unión, como si se juntaran para preservarse de un
mismo peligro y vivir en coyunda recuerdos de siglos. Como a tantos
árboles seculares, a "Los Gemelos"
la fantasía les consagró una leyenda.
Si vais a las Breñas y os parais a contemplarlos, no faltará una campesina que os cuente la desventura de dos hermanos, hechizados por la misma doncella, el fin de sus vidas atormentadas de celos, y cómo expió su culpa la cortejada moza, plantando "los dragos, brotes del Barranco de las Angustias", que cada día regaba con su cántaro, ya que sentía el mismo amor y compasión por ambos. Al calor de la tierra y del recuerdo, crecieron estos dragos que, según la conseja, guardan en sus troncos sangre de los dos hermanos, hechizados por la misma doncella.